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El camino latinoamericano hacia el open finance: juntos es mejor

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El camino latinoamericano hacia el open finance: juntos es mejor

Si trabajamos juntos como región, avanzaremos en open finance a un nivel completamente nuevo y nos convertiremos en un ejemplo para el mundo entero.

Podría parecer que el camino hacia el open finance es un esfuerzo exclusivo de los distintos países. La voluntad de los reguladores de impulsar un sistema financiero más modernizado que incluya a este modelo es el único camino y es imprescindible para avanzar a nivel nacional. 

Sin embargo, la afirmación anterior no es del todo cierta. Sí, un país como Brasil ha avanzado drásticamente en comparación con el resto de Latinoamérica de habla hispana, pero esto no significa que el resto de las naciones deban avanzar a un ritmo individual. La cooperación regional en cuanto al open finance podría ser la clave para despertar al gigante dormido de Latinoamérica

En primer lugar, el resto de Latinoamérica puede aprender de su nación más grande. Y no sólo podemos aprender de lo que hay que hacer, sino también de lo que no hay que hacer. Impulsado por el Banco Central de Brasil, el open finance es una realidad en este país y los ciudadanos, las instituciones financieras, las fintechs y otros están cosechando los beneficios, sin embargo, está lejos de funcionar a la perfección. Su regulación es difícil y costosa, y un enfoque más flexible sería mucho más benéfico.

Chile también parece estar avanzando rápidamente. La Ley Fintech del país, que entrará en vigor en breve, contempla la necesidad del open finance y presiona para que la regulación se establezca en menos de un año. Además, en 2022 se ha producido un impresionante acuerdo entre bancos y fintechs sobre el uso del screen scraping que demuestra que estas entidades tienen la voluntad y la determinación de coordinarse adecuadamente incluso sin la participación de su regulador. 

Colombia, por su parte, publicó un importante decreto declarando su intención de regular el open finance, lo que muestra un interés del gobierno a través de su superintendencia financiera por avanzar en un sistema financiero más moderno. Desafortunadamente, el decreto propone una regulación a nivel voluntario. Sus conversaciones sobre política y regulación comenzarán en enero.

México por un lado avanzó rápidamente con una Ley Fintech publicada en 2018 que contempla al open finance en su artículo 76 y establece un plazo de 24 meses para su correcta regulación. La autoridad reguladora se ha librado de publicarla, por un tecnicismo, pues ya llevan más de 24 meses de retraso. Sin embargo, es claro que los principales actores dentro de la CNBV (regulador federal bancario y fintech de México) están impulsando una regulación inteligente e integral en materia de open finance. 

Sin duda, otros países de la región también están avanzando y naciones como Perú, Argentina y Uruguay pronto les seguirán. Habiendo trazado a grandes rasgos el terreno del open finance en LATAM, es importante considerar lo que puede ocurrir a un nivel más regional. 

La colaboración como el mejor camino posible

Seguramente, los reguladores latinoamericanos se reúnen periódicamente para discutir diversos temas y las mejores prácticas de sus sistemas financieros; las Asociaciones Bancarias Nacionales de vez en cuando se ponen en contacto a nivel regional; las asociaciones fintech comparten videollamadas y pueden encontrarse en conferencias internacionales. Pero, ¿y si nos uniéramos todos?

La propuesta es simple: un esfuerzo regional de open finance donde empresas, reguladores, asociaciones fintech y asociaciones bancarias se reúnan para discutir el progreso de las open finance en Latinoamérica. Brasil puede compartir sus mejores prácticas y lo que no ha funcionado. Los reguladores pueden intercambiar ideas y escuchar cómo la aplicación del open finance en su país beneficia a la economía y a los usuarios finales. Los bancos pueden salir de su zona de confort y conocer los verdaderos beneficios del open finance, etc. 

Este encuentro podría ser coordinado por organizaciones internacionales con el fin de proporcionar la infraestructura y los conocimientos adecuados. 

En parte, la cooperación latinoamericana en finanzas digitales ya está ocurriendo. El Banco de la República de Colombia está trabajando con el Banco Central de Brasil para implantar un sistema de pagos inmediatos (IPS) inspirado en el PIX de Brasil.

Aunque esto pueda sonar optimista, creemos que es más que posible: la comunicación, la voluntad de aprender, compartir y colaborar son ingredientes clave que han ayudado a que estos modelos prosperen en otras regiones. Ahora, es el momento de definir espacios reales de colaboración en Latinoamérica que nos ayuden a pasar de las palabras a los hechos y tener un impacto real, empezando por lo básico: entender las necesidades y compartir un propósito común. Al final, esta visión forma parte del espíritu y los principios de Belvo: el crecimiento y el aprendizaje constantes son la única manera de avanzar.

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